03-sep-2018
En el acto institucional con motivo del Día de Ceuta, Enrique Roviralta ha recogido de manos del Presidente de la Ciudad, Juan Jesús Vivas Lara, el galardón con el que la Asamblea de la Ciudad Autónoma de Ceuta ha premiado al Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Ceuta.
Roviralta empezó su discurso manifestando el honor y la responsabilidad que le supone representar en el acto institucional al Servicio de Otorrinolaringología, del que destacó la oportunidad de contar con magníficos compañeros y excelentes profesionales, como los Doctores Carlos Pérez Torres, Francisco Rial Morilla y con la enfermera, así como con la Doctora Malika Alal ejerciendo sus funciones sindicales.
Roviralta manifestó "Nuestro más profundo y sincero agradecimiento a todos los miembros de la Asamblea y a su Presidente por este reconocimiento que es un estímulo moral para la profesión. A nosotros además nos gustaría hacer extensivo este galardón a toda la profesión médica de nuestra ciudad y a todos los compañeros que día a día están atendiendo pacientes en la sanidad pública." Y es que, según Roviralta, "la profesión médica debe caracterizarse por tres virtudes: la dedicación, la vocación y el trato humano. Una dedicación que se materializa en el esfuerzo, en el estudio y en la formación continuada por estar siempre al día de los avances médicos. Una vocación que consiste en anteponer los intereses de los pacientes y su salud ante todo, incluso con sacrificio personal y el de nuestras familias. Y el trato humano, el calor humano, porque el médico debe estar siempre del lado del que sufre, apoyándole en sus miedos, sus dudas, sus incertidumbres y su sufrimiento, siempre con afecto y con sensibilidad". Entre sus palabras, Enrique Roviralta hizo extensivo su agradecimiento al Ingesa por haber el hecho el esfuerzo de materializar en Ceuta el programa del implante coclear, motivo específico del galardón.
El responsable del Servicio de Otorrinolaringología aprovechó su intervención en el Auditorio del Revellín para explicar qué es la pérdida de audición. En definitiva, relató que esa pérdida es el silencio, un silencio que además aísla al paciente "porque la pérdida de audición no solamente representa que no lleguen sonidos del exterior sino que además el paciente puede sufrir incapacidad para comunicarse y relacionarse. Con una pérdida de audición severa, el paciente puede llegar a sufrir aislamiento, retraimiento, angustia y depresión. En definitiva, sufre de una discapacidad muy grave, porque es una discapacidad casi social. De ahí que cirugías como la del implante coclear sea una ayuda médica muy importante para este tipo de pacientes".
Roviralta no se subió al atril con datos ni estadísticas sino con una historia humana, la de Sadia, primera paciente del implante coclear en Ceuta. Contó como hace poco más de dos años, Sadía, una paciente joven, acudió al Servicio de Otorrinolaringología porque en un mes y de escuchar normal, pasó a no escuchar absolutamente nada. "Independientemente de todas las pruebas que se le hicieron, que fueron muchas, lo que más nos impactó al servicio fue la expresión de su rostro, era un rostro sumido en el silencio, un rostro que denotaba angustia, tristeza, desmotivación… por desconocer por qué estaba así. Era el rostro de haber perdido la ilusión por la vida. Se le propuso ser la primera candidata al implante coclear en Ceuta. Ella aceptó y todo salió bien dentro de lo que era esperable, pero ahí no acabó todo, porque después esta paciente tuvo que seguir un largo proceso de rehabilitación que pasó del sonido que se le implanta al paciente en un microprocesador –un sonido que no es natural- a su reeducación". En esa rehabilitación y reeducación del sonido, Roviralta destacó la labor de la logopeda Wafa Abdelikrim "que le pone mucho empeño y cariño a todo lo que hace". Finalmente la paciente fue recuperando la audición y el responsable del servicio ha destacado que en una de las revisiones a la paciente "al igual que nos impactó la expresión de su rostro al inicio, nos volvió a impactar una vez más, pero porque era un rostro totalmente distinto, al margen de que oyera, tenía una gran sonrisa por haber recuperado la audición y sobre todo la ilusión por vivir. De esa paciente recuerdo una frase, además de que para ella era como haber vuelto a nacer, lo que más ilusión le hacía y más alegría le dio fue volver a oír la voz de su padre. Esa frase nunca se me a olvidar".